Mítico enclave de Baldíos del Norte, territorio dominado por la Horda, y mundialmente conocido por las tanganas que se organizaban allí entre Alianza y Horda; en el mayor asentamiento de esta zona, donde confluyen don caminos, el que cruza de norte a sur toda la árida extensión conectando el sur de Vallefresno con el Camino de Oro que se adentra en los dominios de los Rajacieno, y el que nos llevas desde Mulgore en el oeste hasta Trinquete en el este.
Es un enclave estratégico pues su punto de vuelo conecta con casi todos los destinos de Kalimdor; esta dirigida por Thork, un orco al mando de las defensas contra los centauros y los jabaespines que habitan la zona.
Rodeada de la más variopinta fauna de Baldíos como zhebras, leones y raptores, y siendo un punto de leveleo de personajes, sobre todo taurens, orcos y trols, hubo un tiempo que el enemigo más temido era.... ¡la Alianza!. ¿Quién no ha escuchado en Orgrimmar, los propios Baldíos o Durotar aquello de... ¡atacan el Cruce!?. Es un clásico, o lo era, de esta zona de Kalimdor. Hasta había o hay una hermandad que rendía culto a este episodio ineludible para cualquier novato del momento.
Yo recuerdo en mis tiempos jóvenes andar por allí, desde mi neófita inocencia, y liarme a palos (ejem, quería decir pegando palos al aire), con personajes exóticos para mí en tanto en cuanto la calavera que dominaba su nombre me animaba a darlo todo, en la alocada esperanza de conseguir un buen botín. Los campeos en el cementerio cercano ofrecían un espectáculo impresionante de la batalla que se libraba alrededor, tan cercana y a la vez tan alejada de la realidad; cada vez llegaban más y más “calaveras” y aliados que hacían albergar ansia por subir de nivel y unirse a aquella orgía de stunts, golpes y muertes.
Ahora el Cruce no deja de ser un sitio más, un lugar apacible que se asienta sobre las ruinas de aquellas batallas campales que pioneros del pvp alegraban las noches de Azeroth.
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