viernes, 22 de noviembre de 2013

ARCHIMONDE




Archimonde fue uno de los generales del titán caído Sargeras. Antes de esto,  Archimonde era un influyente líder de los Eredar, junto a Kil´jaeden y Velen. Su personalidad astuta y cruel rápidamente le aseguró un puesto alto en los rangos eredar, hasta que finalmente llegó a estar entre los tres eredar más poderosos, inteligentes, y grandes: Kil´jaeden, Velen y él.


Historia
Veinticinco mil años atrás, Archimonde fue uno de los tres líderes (los otros eran Kil´jaeden y Velen) de los Eredar cuyo mundo de origen era Argus. Sargeras contactó con los tres mandatarios ofreciéndoles inmenso poder a cambio de su total lealtad. Archimonde y Kil'jaeden aceptaron sin dudar dicha oferta, sin embargo Velen no sólo la rechazo, si no que se rebeló y abandonó Argus con sus seguidores, los Draenei.
Archimonde fue designado con el rango de comandante de campo de las fuerzas de la Legión, su función era dirigir las tropas y supervisar las invasiones militares. Kil'jaeden se encargaba de las operaciones secretas y reclutaba nuevas razas y esbirros a la Legión. Debido a sus cargos, se formaban grupos; los señores del foso, guardias del Apocalipsis servían a Archimonde; y los señores del terror y sacerdotes de las Sombras siguieron a Kil'jaeden.
La Guerra de los Ancestros
Unos quince mil años después, cuando el temerario uso de magia por parte de la Reina Azshara atrajo la atención de Sargeras, Archimonde, Mannoroth y Hakkar el Señor de los Sabuesos lideraron la catastrófica y destructiva invasión, con miles de demonios en sus filas atravesaron el portal bajo el Pozo de la Eternidad arrasando con cada estructura y cada criatura que se cruzaba en su camino.
Sin embargo, un joven Druida, Malfurión Stormrage, reunió un pequeño grupo de elfos nocturnos y con la ayuda de los aliados del bosque de Cenarius combinados con los dragones de Alexstrasza lograron rechazar a las hordas demoniacas. En la titánica batalla, el portal se volvió inestable y se colapsó dividiendo el mundo. Este hecho hizo que Archimonde y sus criaturas regrasaran al Vacío Abisal.

La segunda invasión
Preparaciones
Archimonde permaneció diez mil años en el oscuro exilio del Vacío Abisal planeando una nueva invasión. Su amigo, Kil'jaeden, encontró la manera a través del orco Ner´zhul y eventualmente,  Gul´dan, en el mundo de Draenor. Con la siniestra ayuda de Mannoroth, los capitanes de las hordas orcas fueron corrompidos, y el pacto de sangre calló sobre ellos obligándoles a engullir su propio mundo. Los orcos fueron elegidos para ser los heraldos del regreso de la Legión, destruyendo todo aquello que creían podía interponerse a la Legión. Sin embargo, tras el éxodo a Azeroth y la eventual destrucción de Draenor, la Horda fue derrotada por los humanos de Arathor y sus aliados, y los orcos fallaron en su misión.
Aún así, se encontró una antigua herramienta que podría ser usada para sus fines. Ner'zhul, el chamán oscuro del clan Shadowmoon fue enviado junto con sus más fieles seguidores al Vacío Abisal tras fallar en su intento de encontrar nuevos mundos que controlar, y allí fue encontrado por Kil'jaeden y la Legión Ardiente. Con el tiempo, fue transformado en el Rey Lich, controlando los espíritus etéreos que formaban la plaga de muertos vivientes, una fuerza demasiado poderosa, destinada a triunfar donde la Horda había fallado.
Las expectativas fueron superadas...
Archimonde fue elegido para dirigir la nueva invasión de la Legión, pero necesitaba encontrar una forma de llegar a Azeroth. Debido a su monumental poder, se necesitaba mucha más magia para conseguir invocarle, por lo que esperó hasta que finalmente Kel´tuzhad se pusiera en contacto, quién, tras robar el Libro de Medivh de Dalaran, comenzó el tremendamente largo proceso de invocación. Con su llegada, y a medida que avanzaba el proceso, los cielos se dividieron, poderosos infernales y perros infernales fueron atraídos con la ayuda del Azote. Finalmente, la invocación concluyo, y el todo poderoso gran demonio archibrujo Archimonde regresó al mundo de Azeroth.

Invasión de Lordaeron y Kalimdor
Lo primero que hizo fue colocar a Tichondrius al cargo del Azote, añadiendo que ya no se necesitaba al Rey Lich. Sin embargo Archimonde desconocía que el Rey Lich había estado preparando, en secreto, un plan alternativo para dicha eventualidad.
Entonces, Archimonde procedió, en solitario, a destruir la ciudad de Dalaran.
La invasión de Lordaeron continuaba tal y como se había planeado, el poderoso Archimonde atraía e invocaba hordas de seguidores demoniacos, incluyendo al diabólico señor del foso, Mannoroth. Juntos, recorrieron las naciones de Lordaeron, devastando todo a su paso. Pronto, Tichondrius notó que los orcos habían desaparecido. La Legión les siguió a través del mar, donde no sólo encontraron a los orcos, si no también a los elfos nocturnos que les habían exiliado miles de años atrás. Archimonde, Mannoroth y Tichondrius trataron de esclavizar a los orcos otra vez y usarlos para destruir al semidiós de los elfos, Cenarius. El plan fue parcialmente exitoso, Mannoroth corrompió a Grom Hellscream, líder del clan Warsong, quien llevó a sus orcos corruptos a acabar con el semidiós. Sin embargo, tiempo después, Grom fue liberado de la maldición demoniaca por Thrall y Jaina Proudmoore y así en un combate junto a Thrall, Hellscream asesinó a Mannoroth, sacrificando su propia vida y liberando a los orcos de la maldición.
A pesar de las muerte de Mannoroth, Archimonde logró lo que quería: la destrucción de Cenarius. Entonces lanzó la invasión a Kalimdor y eventualmente, atacó a sus enemigos elfos. Pero se encontró con Tyrande Whisperwind, la líder de los Centinelas, la cual despertó a los antiguos druidas, y juntos, combatieron contra la Legión una vez más.
El Rapiñador continuó la invasión de Kalimdor sin piedad, batallando en muchos frentes contra las fuerzas combinadas de la Alianza y de la Horda, así como con los elfos Centinelas. Bajo las órdenes de Archimonde, Tichondrius usó la Calavera de Gul´dan para corromper los bosques de Ashenvale, y así a otras criaturas que se unieron al poderoso ejército. Sin embargo, la Legión sufrió un contratiempo cuando Tichondrius fue derrotado y asesinado por Illidan Stormrage quien adquirió increíbles poderes. Pero Archimonde no le dio mayor importancia ascendiendo a su señor del terror más leal, Anetheron, al mando del Azote con Rage Winterchill, otro lich digno de confianza.

El fin del Rapiñador
Archimonde pudo entonces encargarse del objetivo principal de la invasión. El poderoso señor de los demonios dirigió la invasión hacia el Árbol del Mundo, Nordrassil. Drenando las energías del árbol, Archimonde podría conseguir un poder inimaginable además de lograr que su demoniaca Legión fuera capaz de drenar la fuente de inmortalidad de los elfos nocturnos. Pero Tyrande y Malfurión Stormrage se aliaron con Thrall y Jaina Proudmoore, así como con el clan troll Shadowthoot , y los Furgols de biel de corteza. El ascenso de Archimonde por el Monte Hyjal fue agonizantemente lento, obligado a detener cada base con la ayuda de Azgalor (sucesor de Mannoroth como líder de los Señores del Foso), Rage Winterchill y Anetheron.
Las bases, defendidas fervientemente por humanos, orcos y elfos nocturnos, frenaron su ascenso, pero su inquebrantable voluntad y su monumental poder permitieron que la Legión derrotara cada base velozmente, avanzando contra Jaina Proudmoore y Thrall, y alcanzando finalmente la base de los elfos nocturnos que fue destruida fácilmente con una ola de su mano. Aumentó su tamaño mientras ascendía, determinado a destruir el Árbol del Mundo. Calculó que nadie en el mundo en ese momento podría detenerle. Pero sus cálculos fallaron, no fue uno, fueron muchos quienes lograron destruirle. Archimonde no pensó en que los wisps reunidos fueran una amenaza para él o para la Legión.
Malfurion cogió el Cuerno de Cenarius y llamó a los ancestrales guardianes: los wisps , junto con el reloj que contenia el poder del mismisimo del dios creador de todos los mundos incluyendo azeroth. Emergieron del bosque y envolvieron a Archimonde, provocando una detonación masiva que lo fue destruyendo poco a poco e incineró el bosque alrededor del Árbol del Mundo; la naturaleza en sí misma impidió la destrucción del mundo. Esperando el gran poder de aman' thul y siendo destruido Mientras que el Árbol del Mundo iría regenerándose con el tiempo, Archimonde se había ido de Azeroth para siempre.

Fuente: http://es.world-of-warcraft.wikia.com/wiki/Archimonde

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